viernes, 13 de febrero de 2009

ACTA DE CONSTITUCIÓN DEL SOCIALISMO ALLENDISTA DE SANTIAGO

ACTA DE CONSTITUCIÓN DEL SOCIALISMO ALLENDISTA DE SANTIAGO

Santiago, 7 de febrero de 2009

Nos constituimos como Socialismo Allendista de Santiago

Para reivindicar grandes principios como la libertad, la igualdad, la justicia y la solidaridad, los que sólo pueden plasmarse en un sistema plenamente democrático.

Porque entendemos que lo que nos hace de izquierda es que asignamos a la libertad y la igualdad el mismo valor. Para reivindicar que la libertad, como principio, es sólo posible entre iguales y que la igualdad, también como principio, es sólo posible entre hombres y mujeres libres.

Para reivindicar el pleno ejercicio del conjunto de los derechos humanos, esto es de los derechos civiles, de los derechos políticos y de los derechos económicos, sociales y culturales, para el conjunto de la ciudadanía.

Para reivindicar los derechos de los trabajadores, manuales e intelectuales, de la ciudad y el campo, y su creciente ampliación porque entendemos que son los trabajadores y trabajadoras quienes crean la riqueza de que el país disfruta.

Para expandir en forma creciente los derechos ciudadanos, rechazando todo tipo de discriminaciones especialmente las de género, étnicas, y religiosas.

Para desarrollar un proceso productivo que proteja adecuadamente el medio ambiente.

Para desarrollar un país en función de las aspiraciones e intereses de las grandes mayorías nacionales, un país independiente, plenamente inserto en Latinoamérica, y dueño de sus grandes riquezas básicas y de sus recursos hídricos, superando la odiosa concentración de la riqueza que genera las peores desigualdades distributivas.

Para decir que aspiramos a la superación del capitalismo y su reemplazo por una sociedad que haga posible la plena vigencia de estos principios y derechos.

Porque entendemos que el punto más alto de estas luchas lo expresó el presidente Salvador Allende, es que nos identificamos como Socialismo Allendista, no para reproducir la historia del siglo XX si no para proyectar esos principios y valores en el siglo XXI.

Por ello aspiramos, en esta etapa de la vida nacional al reemplazo del orden neoliberal, forma exacerbada del capitalismo salvaje como forma de organización de la sociedad con todo lo que conlleva. Ello significa que aspiramos a:

Reemplazar el sometimiento de la actividad pública y económica a una ideología que lo subordina todo al mercado y que lo constituye incluso en los límites de la democracia, la que según esta ideología también debe estar subordinada a él, por una cultura que coloque en el centro de su actividad las necesidades de las grandes mayorías nacionales.

Reemplazar, por tanto, la subordinación de la democracia al mercado y a los que tienen poder en él, instalando la democracia, y su plena vigencia, como el criterio ordenador de la vida nacional, lo que incluye la sujeción de la economía a la democracia.

Reemplazar la hegemonía de los grandes grupos económicos y del gran capital financiero, que ordenan el desarrollo económico limitándolo sólo al crecimiento de la economía impidiendo un desarrollo real del país, por un desarrollo nacional racional y equilibrado, justo y equitativo donde primen las necesidades de las grandes mayorías nacionales.

Reemplazar una forma de inserción en los procesos de globalización, subordinada a las necesidades del gran capital financiero internacional y que condena a los países pobres a la permanente dependencia, por una inserción internacional que signifique beneficios reales mutuos, a través de un patrón productivo que lo permita, al estar basado en el desarrollo productivo y tecnológico, y en el aumento de productividad real de los trabajadores en vez de la mera explotación de los recursos naturales y que reemplace la destrucción del medio ambiente natural por un profundo respeto hacia él. Entendemos que ello significa que, dada la capacidad de negociación real de una economía pequeña como la nuestra, la inserción en los procesos globales debe ser desde y con América Latina.

Reemplazar la subordinación de la actividad productiva a las necesidades de ganancia financieras, principalmente especulativas a corto plazo, por un desarrollo nacional centrado en el esfuerzo productivo, sobre todo de las pequeñas y medianas empresas, y que se distribuya de manera equitativa.

Un nuevo rol del Estado que reemplace el carácter subsidiario que tiene actualmente por uno que le dé la misión de guiar el desarrollo nacional y garantizar los derechos económicos y sociales de todos los chilenos, en particular de los más débiles y desposeídos. Entendemos que el mercado es el operador principal del desarrollo económico, pero el conductor de ese proceso es el Estado democrático en representación de la sociedad.

Reemplazar una forma de democracia incompleta que consagra la exclusión política y social por una democracia real, participativa, incluyente, descentralizada.

Consagrar como derechos básicos que el Estado debe garantizar, los derechos civiles, políticos, y los derechos económicos y sociales. Por ello el derecho a educación de calidad, a la salud de calidad y oportuna, a una adecuada previsión social, deben ser definidos como garantizados, y los bienes que los posibilitan provistos por el Estado de modo anterior al mercado y no, como hoy, que éste los provee sólo para quienes no pueden acceder a ellos a través del mercado, lo que no les permite acceder a su ejercicio pleno.

Del mismo modo se deben consagrar las instituciones que garanticen paralelamente un adecuado control de la inflación y un adecuado nivel de empleo productivo, superando el esquema económico institucional que siempre golpea al trabajo y a los trabajadores.

Lo anterior no debe significar, en modo alguno, una simple mirada restauracionista del Chile anterior al golpe de estado, por lo cual asumimos que el Chile a reconstruir debe incorporar los profundos cambios que ha sufrido la sociedad chilena.

Por ello es fundamental, para la superación del actual orden de cosas y su reemplazo por las propuestas que hemos planteado, de una nueva constitución, emergida de una Asamblea Constituyente, que siendo un autentico acto refundacional de la República permita reconvocar a los chilenos a ser parte activa del Chile que aspiramos a construir para todos sus hijos y todas sus hijas. Convocamos a todos los chilenos y chilenas a luchar firmemente por ello.

Entendemos que un programa de desarrollo nacional como el propuesto sólo puede ser desarrollado por y desde la izquierda.

Entendemos que el socialismo chileno es y debe ser parte constitutiva de la izquierda y comprometemos nuestros esfuerzos para avanzar decididamente en la unidad de la izquierda chilena.

Para materializar esto entendemos necesario que la izquierda sea reinstalada en nuestro país, dando una dura batalla cultural e ideológica contra los sentidos comunes que ha impuesto el orden neoliberal. También para ello comprometemos nuestros esfuerzos y luchas.

Entendemos que ello significa superar una forma justamente desprestigiada de realizar la política, en que priman las aspiraciones personales y de grupos por sobre los intereses comunes y los proyectos individuales por sobre los colectivos, y que se ha materializado en un camino que ha transitado del hiperideologismo al realismo, pero que ha pasado del realismo al pragmatismo, del pragmatismo al oportunismo y, en algunos casos hasta la corrupción.

También adquirimos el compromiso de esforzarnos en desarrollar el tejido social a través de la generación de distintas formas de organización y de redes sociales y ciudadanas y, en particular, con la expansión del sindicalismo en Chile.

Por esto adquirimos el compromiso de insertarnos socialmente en nuestra comuna de Santiago.

Por todo lo anterior, en el corto plazo, lucharemos por:

a) Un acuerdo único de la izquierda, que permita superar la exclusión habida en estos casi 19 años desde el término de la dictadura.

b) Levantar un programa de gobierno, que incorpore estos planteamientos y que incorpore las necesidades de desarrollo de los jóvenes, les abra una perspectiva y los incorpore en esta lucha.

c) Por tanto, lucharemos por una candidatura presidencial única de la izquierda chilena.

Entendemos que en esta última materia quien mejor representa esta opción es el compañero JORGE ARRATE y desde ya lo proclamamos como nuestro candidato para representar a la izquierda en las elecciones presidenciales de fines de año, y proponemos la búsqueda de un mecanismo amplio, participativo y realista para la designación de dicho candidato único de la izquierda y consagrar su programa.

Para ser parte de estas luchas es que convocamos a todos los chilenos y chilenas que se sienten parte del socialismo. Esta será una larga lucha, que sólo dará frutos en la medida en que todos los que nos sentimos identificados con estas aspiraciones nos comprometamos en esta lucha por un Chile mejor y más justo.
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